Los actores se paran

Tenía 10 años de edad más o menos, estaba con mi madre en un bar que está en la esquina de Corrientes y Paraná, seguramente haciendo tiempo para entrar a ver una obra en el Teatro San Martin en donde actuaba mi viejo, yo tomaba mi gaseosa, miraba por la ventana, jugaba con el servilletero, salir al centro e ir al teatro era una aventura, una aventura hermosa. En el bar, aparte del ruido común de estos lugares, había una mesa en donde estaban sentados unos actores, que emitían un bullicio “especial”, tonos de voces altos, expresiones marcadas, interrupciones infantiles, como nenes en un recreo. Mi mama los miraba, atentamente, con un gesto de admiración y añoranza (Ella había compuesto el elenco de “Locos de verano” de Gregorio de Laferrère en el año 1970 en el Teatro Cervantes bajo el nombre de Emilia Jorge en donde conoció a mi viejo), los miraba con ese gesto de tristeza alegre, cuando uno de estos , el que estaba contando la historia, se levanta abruptamente, haciendo que la silla en donde estaba tambalee a punto de caerse, y sin dar reparo de esto, siguio contándola de pie, como si necesitara mas herramientas que la expresión de su cara , de su voz, como si necesitaría ponerle el cuerpo a ese cuento, a ese relato, a esa “letra”, se puso de pie y la actuaba. Mi mama, sin apartar la mirada de la escena, me dice “¿Te diste cuenta que los actores se paran para contar las historias?”. Hoy a las 4 A.M. me desperté con este recuerdo, es raro, porque es un recuerdo recurrente en mi, cuando pienso en vos, en mis momentos con vos, éste, es uno que pasa siempre por mi cabeza, pero hoy a la madrugada volvió, más fuerte, más vivo, como queriéndome decir algo, de revelarme algo, tangible como si hubiera sido ayer, quizás me caiga la ficha más tarde, o quizás me este cayendo ahora. Hoy en día, me encuentro haciendo lo mismo que ese actor del bar, no puedo contar algo si no me pongo de pie, sino interpreto esa historia, por más chiquita que sea, por más que sea una nimiedad. Sé que donde estés, me estas mirando, a mí, con el mismo gesto de aquella tarde, diciendo lo mismo…“Los actores se paran…”

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