Estoy muerto – Entrega Nº2

En el mismo instante de mi liberación, lo supe todo, pero no su naturaleza, esa se me iría revelando de a poco, todavía estoy en ese proceso, es difícil de explicar, saber sin saber. No vi luz blanca, ni vinieron mis familiares a buscarme, sabía que por algún motivo mi condición iba a estar recluida a ese monoambiente. Tampoco sentí furia por liberarme a medias y quedar prisionero de una habitación. Acá no se siente, acá se es. Yo me expandí con energía limpia, con una densidad leve, muy leve, así que no esparcí lo que ahí llaman malas vibras. Solo estaba inmutable en mi monoambiente esperando que alguien encuentre lo que fue mi cuerpo en el plano 3D. Todavía el tiempo me era tangible. Al quedar atrapado en ese estadio, hay leyes que se saben que no existen pero que todavía se experimentan. Así que me quede ahí, en cada centímetro del edificio, siendo.
Los días pasaron, encontraron mi cuerpo, se lo llevaron y vino un nuevo inquilino. Al entrar a la habitación ya noté su energía deformada. Desde aquí las energías encarnadas en el plano se ven como condensaciones de un todo. Imaginen un cubo con un punto en el medio. Saquen una línea de sus ocho vértices hacia el punto en el medio. Así es como se condensa la energía para crear una vida. Así se va desdoblando el campo para experimentarse a sí mismo. Pero a veces esa condensación sale deforme. Se condensa mal. Y el nuevo inquilino, el señor Pedro Peccori, estaba mal formado. Su inclinación energética estaba corrido cuatro grados a su izquierda, y eso lo hacía realizar actos que no estaban bien vistos en el plano XYZ. Era un asesino. Llevaba a sus víctimas engañadas al departamento y las asesinaba. Después descuartizaba su cuerpo y lo diluía en ácido en la bañera. Las energías de esos cuerpos mutilados cuando eran liberados de una forma tan abrupta, se expandían a otro nivel que yo no podía verlos. Solo veía una ráfaga de luz que subía hacia otro estadio. Como dije antes, al expandirme lo sabía todo, pero no entendía. Cuál era mi propósito ahí en ese lugar. ¿Ver cómo esta energía mal formada asesinaba gente? ¿Qué sentido tenía? No me movía en lo absoluto, quiero que comprendan, aquí no hay sentimientos como en el plano XZY, acá solo es luz y sombra.
Un día, Pedro Peccori estaba cercenando un cuerpo en la bañera como lo hacía cada semana, se dio vuelta de repente y me miró. No sé cómo explicarlo, ya que soy una energía inmutable que habita todo el espacio del departamento, sin embargo, sentí que me miró con los ojos llenos de rabia y susurró:
-Ahí te entrego otra alma, maestro
Y se persignó, pero haciendo una cruz invertida.

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