«El linaje de Pam»
Su pierna derecha rebotaba sin cesar. La piel de sus dedos sangraba desgarrada. Sus dientes se deshacían en cada rechinar. Su presión silbaba perpetua en su oído derecho. Su respiración venia con espasmos. El murmullo exterior interrumpía el susurro de su mente. Su visión lagrimeaba borrosa. Iba a morir. Lo sabía. Lo presentía. Solo «el linaje de Pam» iba a poder con el trabajo. Preparó el coctel familiar, Diazepam, Lorazepam y Medazepam. Lo ingirió en seco y todo a su alrededor desapareció en cuestión de minutos.